De entre los múltiples tipos de planos cinematográficos que hay el primerísimo primer plano (o PPP) es uno de los recursos audiovisuales más interesantes de los que disponemos.

Te recomiendo que pulses el PLAYes muy recomendable escuchar el podcast mientras lees el artículo. Los aspectos más visuales del post, como las fotos, las infografías y los enlaces, te ayudarán mucho a complementar el audio.

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Cuándo y cómo utilizar el primerísimo primer plano

Y es que, como te comenté en el capítulo del plano cenital, la imagen es un potente mecanismo a la hora de comunicar. Debe de complementarse con el texto e incluso con el argumento.

Es por eso por lo que se han establecido una serie de reglas o de recomendaciones acerca de cuándo debemos de emplearlo y cuándo no.

Conocerlas es fundamental. Y es que funcionan como una guía o como una hoja de ruta que nos orienta sobre las ocasiones en las que resulta conveniente, y también por qué.


Usos del primerísimo primer plano


Lo primero de todo es explicar bien este plano cinematográfico. Consiste en un plano donde lo que se ve principalmente es la cara de una persona. Desde su mentón hasta, por lo menos, la mitad de su frente. Esta suele ser la medida estándar.


Evidentemente, se trata de un plano al detalle en el cual la atención del espectador se concentra muy fuertemente en ese rostro. Por lo tanto, es un recurso del que conviene no abusar.


Generalmente, lo que se busca es transmitir una emoción en la cual es espectador se va a ligar de forma muy cercana con el actor o con la persona enfocada.


Aquí hay que puntualizar algunas cosas: no solo se trata de trasladar el foco hacia el propio rostro y su gesto, sino que también puede ser una herramienta muy útil para ejercer un énfasis mucho mayor en las propias palabras que está diciendo.


Una vez que tenemos claro en qué consiste este plano y qué características suele trasladar o aportar al lenguaje visual, vamos con sus usos más comunes.


1. Un énfasis en la emoción que exprese el rostro


Se trata de un recurso muy utilizado en las películas cuando el guion cobra un giro dramático. Ten en cuenta que se utiliza en ocasiones puntuales, para dar todavía mayor énfasis al clímax de la narración.


Puede ser tanto en momentos tristes como alegres. La cuestión es que se enfoca al rostro de quienes actúan para dar a entender que un cambio en las emociones de este está aconteciendo.


Generalmente, se acompaña de música o se busca crear un ambiente intimista en el que todos los recursos actúen para forzar la emocionalidad del instante.


2. Un juego de tensión


Otra opción muy efectiva. Basta con que se refleje la angustia o incluso la espera en un rostro enfocado de cerca para que ambas emociones pasen también al espectador. Se utiliza mucho en películas de misterio o en thrillers.


Además, hay otro punto que juega a favor de ese ambiente. Y es que no se ve nada más que el rostro. Esto produce que uno no sepa qué hay alrededor o qué está sucediendo. Se puede acompañar de sonidos para aumentar el dramatismo o la angustia. Aquí depende ya del gusto o de las ideas del director.


En cualquier caso, la información pasa a estar en el ambiente, en el sonido y en la cara. Y, todo lo demás, se supone. También es algo de lo que no se debe de abusar puesto que entonces se perdería su efectividad.


3. Una forma de saber qué está pensando


Se trata de producir una mímesis entre el espectador y el actor o personaje al que se enfoca. Pueden aparecer, por ejemplo, sus pensamientos en off o una voz que explique la situación. La idea que se hace en el montaje es la de jugar a ofrecer una explicación de las ideas o intenciones de la persona.


Se trata de una superposición bastante sencilla y evidente. Es decir, no es necesario explicarla. Visualmente funciona muy bien y puedes lograr despertar una empatía bastante fuerte entre el espectador y el actor.


4. Señalar un rasgo de la cara


Esto es algo muy cinematográfico, aunque también en los telediarios, por ejemplo, lo utilizan. Es un recurso informativo que aporta un dato muy concreto: algo que ha sucedido en el rostro.


Planos cinematográficos. PPP Primerísimo primer plano
El Primerísimo Primer Plano enfatiza el detalle


Una cicatriz, el color de ojos… lo que sea. Automáticamente (siempre y cuando dicho carácter sea evidente), la atención del espectador se desviará hacia ese elemento.


5. Llamar la atención


Un plano más abierto ofrece más información. Por lo tanto, el ojo humano se dirige de forma natural hacia otros puntos. En cambio, si solo muestras un elemento será ese el único en el que se fijen.


Se trata de un proceso subconsciente muy efectivo dentro del audiovisual. Generalmente, consigues llamar la atención del espectador y lograr que este se centre más en lo que va a suceder. Puedes aprovechar los momentos en los que vaya a decir algo importante o cuando suceda un giro más sutil.


En conclusión, el primerísimo primer plano es un recurso audiovisual bastante básico y efectivo. Con todo, hay que emplearlo con moderación y en contadas ocasiones. Aquí te queda una lista de buenos usos que te servirán.




¿Sabes los diferentes tipos de planos cinematográficos que hay? Escucha el capítulo de la Cinepedia en el que te los enumero y te explico en detalle cada uno de ellos.


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