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¿Necesito escribir un guión para mi podcast? Intentaré explicarte en una sola frase mi pensamiento a este respecto. A menos que no seas tan locuaz, verosímil, espontáneo y genial como Iñaki Gabilondo, no hagas tu podcast sin guión.
Porque incluso el gran Iñaki Gabilondo utiliza esta útil herramienta. Eso no quiere decir que escribas el cien por cien de las palabras que digas y exactamente como las dirás.
Aunque también se puede hacer. Lo suyo es que haya un porcentaje guionizado y otro sin guionizar. Es algo aceptado por casi todo el universo podcasteril que, al menos la introducción y la despedida del programa tienen que ser guionizadas.
Si o sí. No hay otra opción. Qué porcentaje otorgar a cada parte, guionizado o no, es algo muy subjetivo. Depende de tu personalidad, de tu labia, de tu verborrea, de tu elocuencia y de tu capacidad de improvisación. O, incluso, de la propia idiosincrasia del programa.
La clave de todo, se la dejo a uno de los gurús del podcasting de este país y colaborador de este programa: el gran Emilo Cano de EmilcarFM.
Emilio lo definía a la perfección en su libro Podcasting: Así lo hago yo. Decía lo siguiente… Escribe un guión y léelo pero sin que parezca que lo leas. Con esto te estoy abriendo las puertas a convertirte en un auténtico comunicador.
Puedes escuchar la entrevista que le hice a Emilcar en AL BORDE DEL ABISMO aquí: EMILCAR de EmilcarFM. Pionero del formato Daily
En el fondo, lo que hacemos con un podcast, como con un libro, una película o una obra de teatro, es algo que se hace desde tiempos inmemoriales. Contar historias. Y encima, con un podcast, lo hacemos de la forma más ancestral de todas, la oral. Con el inmenso poder de nuestra voz.
Cualquier historia, buena o mala, tiene su principio y su final. Si le añadimos el desarrollo, tenemos la teoría de los tres actos.
Y, es por todos sabido, desde los más grandes literatos, a los más reconocidos cineastas y dramaturgos que esta técnica funciona. ¿Porqué llevarles nosotros la contraria en la estructura de nuestro podcast?
Voy a intentar explicarte brevemente la importancia de estos dos bloques de tu podcast, que tienen que estar presentes en todos y cada uno de los capítulos del mismo.
Para hacerte unas cuantas analogías y darte algunos consejos concretos te voy a plantear el caso hipotético que tienes un podcast de Historia. No te hagas ilusiones… que, por suerte, ya hay muchos.
Lleves cuatro capítulos de tu podcast o doscientos treinta, siempre va a haber alguien que te escuche por primera vez. La introducción y la despedida son tu carta de presentación. Es una simple cuestión de educación básica.
Tu no abordarías a alguien por la calle y, sin ni siquiera presentarte, le vas a empezar a explicar anécdotas o a hacer preguntas sobre la Segunda Guerra Mundial.
Lo más normal es que te presentaras: Hola, soy tal y estoy haciendo un estudio de campo para un documental sobre la Segunda Guerra Mundial, ¿podría hacerle unas preguntas al respecto? En el podcast, vendría a ser algo parecido.
El oyente que llegue a tu podcast por primera vez irá perdido si no le das ninguna información y te lanzas con el tema central del capítulo sin más.
Lo mínimo, es presentarte a ti mismo y decir el nombre del podcast. ¿Has escuchado alguna vez algún programa de radio que no anuncie su propio nombre antes de empezar?
Considero imprescindible también decir el número de capítulo. Ayuda al oyente, tanto al nuevo como al habitual, a contextualizar ese capítulo con el total del podcast.
Todo esto, ayudará al oyente nuevo a no estar perdido y al oyente veterano no le importará, ya que son las señas de identidad del programa y otorgan la confianza de la cotidianidad. Se convierte en una tonadilla familiar. No es algo molesto o superfluo.
Si tu podcast tiene uno, o varios patrocinadores, la introducción es un momento oportuno para presentarlos y dar sus credenciales de contacto. Algunos capítulos de mis podcasts fueron patrocinados por Podcasting Power, un fantástico curso del gran Oscar Feito, productor y presentador del podcast La Academia de Marketing Online
La duración, evidentemente, es libre. Aunque, hay que intentar en la medida de lo posible, ser concisos y no explayarnos demasiado.
Para mí, algo crucial también en la introducción, es el sumario. Anunciarle al oyente qué es sobre lo que vas a hablar y de qué forma lo vas a hacer.
Si vas a tener un invitado, si vas a responder ruegos y preguntas de los oyentes, o si vas a inaugurar una nueva sección. Posiciona al oyente en el contexto del programa y lo predispone a saber qué le espera.
Lo que sería el cuerpo de tu historia. El capítulo en sí. Ya que la introducción, no deja de ser una presentación y la despedida, una oportunidad para invitar a tus oyentes a que compartan tus contenidos en redes sociales, el adelanto de algún contendido del programa siguiente y, como dice su propio nombre, la despedida del programa.
Por ponerlo en porcentajes. La introducción y la despedida deberían sumar entre ambas el 20% del capítulo. El 80% restante lo ocupará el desarrollo de nuestra historia.
El segundo acto. Esta parte es la que, dependiendo de la temática y el estilo de tu podcast, puede ser más flexible en cuanto a guión. Tienes tres posibilidades bien claras.
Como esto es algo tan personal y subjetivo, ya encontrarás tu las proporciones exactas de lo que guionizarás o no.
Pero, reitero, el guión es una parte indispensable de tu podcast. Un arma que muchos infravaloran y no utilizan y que da una pátina de profesionalidad a tu contenido fuera de toda duda. Si no se te ocurre nada, aquí tienes unas ideas de podcast ejemplo de guión.
Así como a aquella persona que habías parado por la calle para hacerle preguntas sobre la Segunda Guerra Mundial, no le harías la última pregunta, te girarías y te irías sin más… como mínimo le darías las gracias y te despedirías de él, con el podcast ha de ser exactamente igual. Es simple sentido común.
Aquellos oyentes han estado ahí contigo durante, pongamos una hora, escuchando tus contenidos. Qué menos que darles las gracias por ello (es de bien nacidos el ser agradecidos) y despedirte de ellos.
Es lo mínimo. Además, la despedida, es el momento ideal para tu llamada a la acción e invitar a la gente a comentar y compartir tus contenidos en redes sociales. Hay gente que esto lo hace al principio.
Yo creo que es mucho mejor y más lógico al final. Al principio, el oyente no sabe nada de lo que vas a hablar, si le va a gustar el contenido o no y, además, para hacer la llamada a la acción, tendría que abandonar tu podcast o hacer ambas cosas a la vez con lo que perderías su atención.
En cambio, al final del programa es el momento oportuno para tal efecto y para avanzarles algún contenido del programa de la semana siguiente a modo de enganche.
También te recomiendo tener coletilla final para tu programa. Una frase recurrente que repitas en cada programa. Le da un toque de personalidad y facilita al oyente la familiaridad con tu podcast.
Por ponerte algunos ejemplos de mis podcasts, ABISMOdeSERIES, mi primer podcast sobre cine y series lo despedía siempre con la coletilla… Recuerda, yo siempre hablo muy en serie.
En NARRACIONES desde el ABISMO despido todos los programas con una frase célebre sobre los libros. Y en AL BORDE DEL ABISMO siempre lo hago con la frase: Te deseo una semana fantástica y… ¡larga vida al podcasting! Ya encontrarás tu fórmula.
Pero es algo que considero que debes añadir en el proceso de escribir un guión para tu podcast.
Si no quieres guionizar tanto y prefieres hacerte una simple lista de puntos de los que quieres hablar durante el capítulo e ir hablando de ellos sobre la marcha, puedes hacer mejor una escaleta para podcast.
Después de pasar semanas ideando y modelando mentalmente todos losdetalles de tu futuro podcast, nombre, temática, público objetivo y equipo necesario y, además, ya has escrito el guión pertinente y lo tienes todo a punto… ¡por fin ha llegado la hora de la verdad!
Pero ¿Cómo grabar un podcast? ¿Sabes de la importancia de tener tu propio podcast?
Lo primero de todo es asegurarte que el sitio donde vas a grabar sea lo más silencioso posible. Si vas a grabar en tu casa, busca el momento del día en que haya más silencio y menos gente, tanto en tu casa, como en la de los vecinos.
Apaga o silencia el móvil y todos aquellos elementos que puedan servir de distracción. Necesitas concentración absoluta. ¡Ah!, y déjate bien a mano un vaso o botella de agua. Hablar seca mucho la boca.
La primera vez que te sientas ante un micro, en soledad, sin experiencia previa y sin nadie que te eche una mano en caso de necesitarlo, te puedes encontrar con un síndrome parecido al que sufre el escritor delante de la hoja en blanco.
Que, incluso teniendo tu guión escrito, te pongas ante el micro y no sepas qué decir o en que tono hacerlo. O que comiences una frase y, al no estar acostumbrado oírte a ti mismo, no te guste lo que oigas y no pases de la primera frase tras varias tentativas.
Es crucial que monitorices tu voz por mediación de unos auriculares. Ante todo, porque aprenderás antes a asumir tu voz como propia y aprender a modelarla. No es lo mismo hablar, que hablar ante un micro.
Detectarás si estás demasiado fuerte y satura, o si se oye flojo y te ahorrarás errores como no conservar siempre la misma distancia ante el micro, que da el efecto sonoro de vaivén, la voz va y viene, más alto, más flojo y así sucesivamente. Es un error muy molesto para el oyente y muy común en gente amateur.
Lo primero que tienes que hacer si no lo has hecho ya, es conectar tu interfaz de grabación a tu ordenador por medio de la conexión USB. Después conecta tu micro a la interfaz.
Es importante que antes de grabar hagas unas breves pruebas. Mientras haces esas pruebas, ve jugando con los controles del volumen y la ganancia, para encontrar el nivel de grabación oportuno.
Te voy a dar un consejo que te ahorrará más de un disgusto, sobre todo si tu micro es de condensador. Si vas a grabar siempre en las mismas condiciones, mismo lugar y más o menos, el mismo nivel de ruido de fondo, yo dejaría la ganancia fija siempre aproximadamente a la mitad de su potencia.
Y, cualquier cambio que tenga que hacer de nivel, lo haría sólo en el volumen. La ganancia es prima hermana del volumen, pero no son exactamente lo mismo. La ganancia es el nivel de sensibilidad del micrófono y el volumen, el nivel de potencia.
Si pones la ganancia al máximo, sobre todo con micros de condensador, puede ser que escuches el paso de una mosca e incluso los ronquidos de tu vecino del ático.
Además de multiplicar los sonidos propios que debes evitar que destaquen mucho, respiraciones, sonidos salivales. Hasta si te suenan las tripas, lo escucharás como si te viniera encima un tren de mercancías.
Grabes con el programa que grabes, asegúrate de ir a “Preferencias” y escoger allí los dispositivos de entrada y salida de audio.
Escoge la tarjeta de sonido por la que hayas optado, o deja la opción pre-seleccionada si vas a grabar con el micrófono interno del sistema. Pero, sobre todo, asegúrate bien que el equipo recibe el audio de tu micro. Lo notarás de dos maneras.
Lo primero que te deberías preguntar es, ¿sabes cómo hablar ante un micrófono?< Un consejo básico es que intentes hablar lo más cerca del micrófono, sin llegar a tocarlo y modular la voz a tal efecto.
Además de intentar mantener siempre la misma distancia al micro. Antes de darle al REC intenta hacer algún ejercicio bucal para calentar la voz.
No olvides que tienes que vocalizar, por lo que se recomienda hablar con la boca bien abierta. La posición más correcta es una en la que te encuentres cómodo, con la espalda recta y la cabeza mirando al frente.
Prueba a hablar con la cabeza agachada, como si te mirases la barriga y te darás cuenta como cambia el tono y la modulación de la voz. Aunque tengas el micro delante, intenta proyectar tu voz, no hables muy bajito porque esté el micro cerca.
O en susurros, acaso que no lo hagas expresamente en algún momento porque el contexto del podcast lo requiera. Habla normal. Como si no estuviera el micro.
El estado de ánimo también es de vital importancia a la hora de grabar. Si no estás de buen humor, o te encuentras mal, no es el mejor momento para ponerse a grabar. Déjalo para otro momento en el que te sientas mejor.
La voz, tiene ese componente de cercanía extrema en la que se nota todo. Aunque tu pienses que no, si tú con tu voz no transmites confianza, seguridad y optimismo, si tu voz es monocorde, triste o se te nota de mal humor o desganado es posible que muchos oyentes no te vuelvan a escuchar.
Dicho esto, sólo te queda que respirar hondo, tener el guión preparado en un sitio bien visible, el vaso de agua y, ahora sí, ¡Dale al REC! Verás que en el timeline de tu aplicación, en la pista de tu micro se empieza a formar una línea de onda en rojo. ¡Ya estás grabando!
Es normal, sobre todo las primeras veces, que grabes un trozo y te atranques. O que notas que no hablas con fluidez, o una palabra no la has vocalizado bien. Repite, repite y repite.
Todas las veces que lo necesites. El resultado final será mucho más satisfactorio. Cada cual tiene su forma de proceder, pero yo te aconsejo que no cortes la grabación.
Si te has equivocado, reprende la frase dos o tres palabras antes, para que no haya un corte brusco y la palabra en la que debes empezar quede natural en el contexto de la frase. Podrías cortar en cada equivocación y volver a empezar.
Pero te va a llevar muchísimo más tiempo. En cambio, si sobre la marcha, vas repitiendo tus errores, cuando acabes la grabación, ya editarás y borrarás lo necesario. Pero es un flujo de trabajo mucho más ágil.
Cuando tengas grabado todo lo que necesites. Escúchate con atención. Yo llevo años acostumbrado a mi voz, porque he sido cantante desde los dieciséis años. Pero todo el mundo se sorprende cuando se escucha por primera vez.
Hay que pensar que nosotros oímos nuestra voz desde dentro de nuestro propio cuerpo. Con más resonancia.
Los demás, oyen nuestra voz proyectada hacia afuera. Por fuerza, tiene que sonar diferente. ¿Por qué te digo esto? Porque es vital que asumas cuanto antes, cómo es tu voz y aprendas a conocerla y modelarla.
Le dará más matices y riqueza a tus mensajes. Además, escuchándote, verás muy claras cosas a pulir. Dejes en tu forma de hablar. Expresiones que podrías mejorar. Los molestos siseos de nuestra respiración.
Las aspiraciones de aire muy fuertes. Los casi imperceptibles ruidillos labiales que, sin micro pasan desapercibidos, pero con micro se perciben perfectamente. Escuchándote, aprenderás a evitar o minimizar al máximo estos molestos defectos. El oyente te lo agradecerá.
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